lunes, noviembre 12, 2007

Mitos




Tantos mitos por derrumbar, que si como una paleta de hielo diario te dará pulmonía, que si no doy gusto a un antojo me llenaré de ronchas y granos. Que comer carne te hará cabezón, que un eclipse te hará rubio, que si tengo acidez tendrás mucho pelo.

Es tan divertido rojito, todas las historias del más allá que se tejen a tu alrededor y solo me queda respetar a las personas que me lo dicen una y otra vez y reírme cuando estoy a solas.

Lo que sí ocurrió es que al estar escribiendo una carta al gineco de lo que espero de nuestro parto y pedir un poco de ayuda, un pequeño colibrí entro por la ventana. Sí, entró con su vuelo veloz de colores y se posó encima de mí un buen tiempo como tratándo de vernos. Después voló por toda la casa, tocó las plantas, recorrió alguna recámara sorprendido y se fue, no sin pegarse un par de veces con los cristales, sin que me diera cuenta.

Y días antes, caminando por Gayosso una agencia funeraria, un niño vestido de vampiro me salió al paso. Al principio me reí y pensé que solo quería dulces por el día de muertos, pero nooooo quería que le echara saliva en la frente.
Pensé que se trataba de una broma, es más busqué por ahí alguna cámara escondida, pero no lo único que encontré fue a la mamá que detrás de un delantal y una cara bonachona me pidió también que llenara de saliva al niño.
Espere que mi silencio se encargara de alejarlos, pero no ahí siguieron esperando una respuesta, y cuando vi que no era broma pregunté para qué.
La señora me explicó que la saliva d las embarazadas tiene propiedades curativas, onda el cicatricure, y que por favor de una buena vez le pusiera al hijo "babas" para que se le quitaran unos cuantos granos.
Lo hice con un poco de asco y sintiendome a la vez redentora, y los dejé felices y disfrazados.

Historias locas del embarazo mi niño.

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