martes, agosto 08, 2006

El ángel del carbón




Feo, de hollín y fango.
¡No verte!

Antes, de nieve, áureo,
en trineo por mi alma.
Cuajados pinos. Pendientes.

Y ahora por las cocheras,
de carbón, sucio.
¡Te lleven!

Por los desvanes de los sueños rotos.
Telarañas. Polillas. Polvo.
¡Te condenen!

Tiznados por tus manos,
mis muebles, mis paredes.

En todo,
tu estampado recuerdo
de tinta negra y barro.
¡Te quemen!

Amor, pulpo de sombra,
malo.

Rafael Alberti...

3 comentarios:

Agua dijo...

Entre desiertos y urbes

Tenue fue el beso
También lo fue la brisa que recorrió el camino
vigilado por cuatro cielos.
Tenue la sonrisa,
tatuada en libros de arena
y en el poema que ronda esta noche sin estrellas.

Es distante tu aroma
El sopor de las tardes sin una sombra;
también lo es el vaho de tus labios,
sigiloso verdugo de mis sueños.

Observa ahora
Ahora que el viento acaricia las hojas;
siente como el cosquilleo
se reproduce hora tras hora.
Ve hacia la planice
corre por los surcos
de raíces perpetuas de sed.

Despójate de ciudades y desiertos
de montículos, de valles.
Despójate de añejas historias
corre hacia el agua.

Salpica con tenues gotas tu cara;
encuentra la paz,
aquella que sólo está en la esperanza.
Juega con el hilillo de agua que lame tu piel,
imagina ese mañana.

Cierra tus ojos
Ahora observa que no hay distancias;
tampoco hay ceguera
capaz de borrar tu esencia.

Dibuja en tu mente
un esbozo de tiempo.
¿Lo ves?
Es más de una década lo que une
a un tenue desierto
y a una ciudad que bebe de tu agua.

Rivelino Rueda

Agua dijo...

El ángel de carbón es Alberti...

Lúa dijo...

que bellisimo, libertad es encontrar la paz, pero el amar...el amar creo que es perderla...