sábado, octubre 07, 2006

Angelle

Angelle

Por Rivelino Rueda

¿Está mal que las puntas
De nuestras alas se rocen
En lo que mal llamamos
Una “amarga caída”?

No lo creo

Ahora que huelo a ángel
Que estoy pregnado
De las partículas celestiales
De ese ser alado
Con una indescifrable
Belleza óptica

Hoy, como siempre,
Acariciaré las plumas
Que brotan de la desnudez
De su espalda

Daré la vuelta en cada esquina
Con la esperanza de ver una contraposición
Entre luna y aromas de plata
En medio del caos
Y olor a metralla

Nunca cerró esa herida
Que dejó esa lanza certera
De tus ojos negros
Clavados en mi costado

En septiembre llegaste
Y en septiembre te fuiste
Ahora en septiembre de nuevo llegas
Cubierta esta vez con escudo y espada
Disfrazada con espejos de plata
Hojas de tierra
Y destellos de esperanza

Si me abandoné
Fue para encerrar mi furia
De no verte en una jaula,
Para tragarme lentamente la cicuta
De la desesperación

Las circunstancias se las lleva el humo
Te impregnan. Es cierto
Lo que siempre se queda son los tatuajes
Los aromas de hojarasca
Los suspiros en sábanas blancas
Los ojos negros salpicados de nostalgia
Los lunares de luna
Que despuntan en el horizonte de tus labios
La rueda de la inevitable historia

No pido más que un respiro de luna
Un tufo de tus alas blancas
Un pasado simiente
Un presente para la cosecha
Y un futuro con dos seres de ojos radiantes
Forjados en la batalla

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